fredag, april 01, 2005

Una vida que se apaga

No puedo preciarme de ser una católica disciplinada y si bien es cierto que el profesar la religión ha sido mas por herencia y tradición que por convicción profunda, no puedo dejar de entristecerme al ver que una vida se apaga.

Y no una vida cualquiera, sino mas bien una vida que ha enriquecido la mia de recuerdos.

Juan Pablo II me enseño que tan lindo puede ser México que cada vez que llego a él siento ganas de inclinarme a besar el suelo que me vio nacer y que con amor, respeto y calidez recibe a sus visitantes.

Sus visitas a nuestro país sirvieron para demostrarme que los mexicanos somos únicos e increíbles. Que derrochamos amor, alegría y fiesta, pero especialmente que sabemos demostrar nuestros sentimientos.

"Los mexicanos, saben rezar; los mexicanos, saben cantar; pero más que todo, los mexicanos, saben gritar", dijo el Papa en la sede del arzobispado de la ciudad de México como a eso de las 2 de la mañana, y es que al pobre hombre, de tanta serenata y porra no lo dejaban dormir.

Recuerdo perfectamente la última visita que hizo a México en donde fue recibido y despedido con miles de luces que salian de las casas mexicanas. En mi calle, familiares y vecinos nos apresurabamos a las azoteas con nuestros espejitos para saludarlo y cantabámos "tu eres mi hermano del alma, realmente mi amigo".... ¿quién es este hombre capaz de convocarnos a la unión?, ¿de tomarnos de las manos y hacernos sentir felices? De sentir cerca a mi vecino que todos los días me molestaba poniendo su coche en mi entrada y no pensar en nuestros mutos rencores, ¿quién es él?

Es la cabeza de la iglesia católica, sí, pero para mí es más que eso, ¡un ser humano admirable!

Quiero terminar este comentario con algo que sucedio en esta visita que reseño. Durante su paso hacia la Básilica de Guadalupe una reportera encontró a una niña de unos 3 ó 4 años de edad aprox, que lloraba con mucho sentimiento. Aprovechando el poder de la TV y pensando que estaba perdida entre la multitud se acercó a ella, haciendo el comentario previo de que estaba extravida y le preguntó:

- ¿Buscas a tus papas?- La niña afirmo que no.
- Entonces ¿Porqué lloras?
Ella respondio - Es que siento amor, mucho y muy grande.

Yo sí me siento muy triste por su situación, pero también me siento agradecida por todo lo que Juan Pablo II dió a mi vida.

Mis oraciones y mi cariño están con él.

2 kommentarer:

Anonym sa...

La presencia de DIOS en una y la IGLESIA es otra cosa.
Yo también pienso que la presencia del Papa en México ha causado mucha unión. Definitivamente muchos, como esa niña, han sentido "iluminación". El lado negativo es todo el aparato de la Iglesia.

Seguramente Juan Pablo II ya murió y mientras las autoridades del Vaticano preparan el acto, se ponen de acuerdo en el anuncio y quizá deciden quién será al sucesor, tienen el Cuerpo del Santo Papa en coma para darse tiempo...
Diós lo tenga en su gloria.
Mario

Conny sa...

Estoy de acuerdo con ustedes Mario y Elena. En estos momentos siento un vacío tremendo pero una tristeza mas grande, me preguntaba mi esposo porque este hombre era tan importante para México? dificil para el(ellos) entenderlo y un poco dificil para mi explicarlo. El dia que lo vi cuando fue a Guadalajara hace muchisimos años sentí una paz que nunca habia sentido y eso que lo vi a muchos metros de distancia.

El hecho de que Mexico aprendio a olvidarse de sus problemas y le demostramos nuestro carino, siempre me hizo pensar como tu Elena: Que o como le hace este bondadoso hombre para inspirar tanto amor?

Que Dios lo mantenga en su gloría. Mis oraciones estan con el.

Conny

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