måndag, september 15, 2008

el 16 en Gotemburgo

*** Este post se encuentra en proceso de cambios (edit), el autor se guarda derechos de alteración, like always pal ;)***



No me cabe la menor duda que la comunidad mexicana no le pide nada al norte de Suecia o otras regiones ahí donde haya mexicanos aquí. En verdad que el show mexicano en Suecia se lo lleva la gente de Gotemburgo. Sin límites ni reservaciones, las familias, los amigos, los conocidos y desconocidos supieron amenizar la tarde del 13 de Septiembre allá por los lares de Gamlestaden con una alegría y una relajación que para uno que viene de lares donde la mesura es más la regla y no la excepción sería imposible de ignorar. Llegué a Gotemburgo a las 3 de la tarde y en verdad que si de amores se trata Gotemburgo es mi nuevo amor. Qué ciudad más íntima en este mar gélido que es la conciencia Sueca para uno que es mexicano. Hasta la fecha aún no puedo creer lo que vi, lo que viví y lo que gocé. Gotemburgo es una ciudad llena de una especie de sangre mediterránea que es difícil de describir y muy fácil de vivir. Para uno que vive en otros lares del país, Gotemburgo es casi un opuesto a Estocolmo, Småland. Y así, la fiesta de Gotemburgo refleja muy bien este ambiente de sangre caliente que nunca antes había vivido en este país que llamamos nuestro. Aquí en donde hacemos vida, podemos constatar que en Gotemburgo existe gente que, a mí parecer, ha sabido balancear el duro arte de vivir en Suecia y seguir siendo mexicano sin perder la cordura o la postura en el proceso. Me la pasé de maravillas y lamento mucho que mi arrogancia de creer poder navegar las calles de Gotemburgo sin tan solo haber caminado unas horas por ella me haya costado llegar tarde a la fiesta. Pensé llegar fashionably late estilo San Francisco California, pero nix, la cartografía de Gotemburgo jugo conmigo una de las suyas o quizá quiso que le conociera bajo otros detalles, el caso es que aunque tarde llegue antes del verdadero show y de eso estamos agradecidos. Seguir leyendo

Al entrar al Salon A de Medborgarhus lo primero que se escuchaba eran los bríos de la alegría al puro vivo. Me puse en fila, y pensé, aquí la gente se conoce, me pusé un tanto nervioso, iba solo, no conocía a nadie, me dije entre mí, hazle como Fox a Fidel, comes y te vas. Pensaba ver todo desde una esquina pero el destino proporcionó otro estilo. Estaba enfrascado en la línea de la comida cuando noté que los que estaban despachando el show era gente de La Taquería. Anteriormente había dado de pura chiripada con el puesto en la desbalagada que me dí con la pura intención de conocer un poco el rancho y al dar con Saluhallen en Kungstorget me asaltó la agradable sorpresa de ver el famoso puesto de tacos sobre ruedas. Qué felicidad, pero no. Chintolas, para mí desagradable desilusión, no estaba abierto, leí el menú, a jijos, pensé, aquí dice que debería de estar abierto hoy sábado. Ni cómo robarles unas palabras. Ya bien enfilado en A-Salen de Medborgarhuset mucho para mi sorpresa de la nada se apareció Brenda y me preguntó a medio tientas ¿Julio? Sí. No acababa de pedir las enchiladas que traía en mente de pedir cuando Brenda me orientó a decirme que cuando acabase de pedir mi orden tomará su lugar en la mesa en que estaba sentada. Ok, pensé entre mi, ¿apuntaste todo eso? Llegué tarde para las enchiladas, chin, y las últimas dos que pudieron rescatar me las ganó el que estaba enfrente de mí que explicaba a su compañera los diferentes platillos a mano. Me consolé con las carnitas. Stark sås tack!

Plato en mano era hora de confrontar a Brenda que si bien lo escribo como si tuviere años en conocerla nada queda más lejos de la verdad. ¿Y qué es lo que hace Brenda? me introduce al representante de la Embajada Mexicana, Jorge Ernesto Salcido Zugasti y me invita a sentarme en el lugar que ella tenía enfrente del representante para que yo me sentará en ese lugar, tack för kaffet Brenda! Qué aventuras las mías. Nervioso que estaba presumí de una falsa calma. Enfrente de mi una botella de tequila con corcho que el representante degustaba, usé la mejor arma a mí disposición, el silencio, pero no, no sirvió para nada. Terminamos hablando, más bien empezamos el juego de las preguntas. Las carnitas me supieron deliciosas, este tipo de meriendas uno espera año para poder disfrutar y jode, ¡qué delicia! ¡Qué delicia de comida! Hubiere podido disgustar el tequila pero no me sentí con la confianza para ello. Y qué mejor, sobrio podré por lo menos recordar más quise convencerme. Y así entre esos pensamientos que se me acerca la otra persona que conocí en la fiesta: Martha Lorena Sandoval. Vaya, qué alegría, aquí estaba una persona que me conocía más a mí que yo a ella, y en el torbellino del entusiasmo íbamos en friega a conocer a Mario pero Mario ya no estaba ahí, en un lapso de menos de tres minutos Lorena me condujo bajo las auspicias de una exuberancia que tenía buen de no vivir. Boy, what can I say?

Comenzó el show. Mariachis y bailarinas que con todo el amor que uno le pueda tener a la cultura mexicana tradicional presentaron con sumo lujo de detalle todo un esfuerzo por entretenernos sin medir consecuencias. No lo digo yo, lo dice la gente que aplaudía, reía y gozaba de nuestra cultura con todo el alma. Quizá lo que más me pegó en el alma fue el ver a una niña parada en una silla enfrascada en los bailes veracruzanos, he ahí el tesoro de nuestra cultura transmitiendo un valor imposible de superar. Esa es la verdadera labor de la cual Brenda y Co. Deberían de sentirse orgullosos. Fue un convivio en el cual unas señoras hasta miedo me dieron de que de repente pidieran Tres Veces te Engañe de Paquita la del Barrio. Aquí se mexica, aquí mexicanizamos. Y sí sino preguntenselo al representante quién bien tuvo en observar que aquí hay niños. Un acierto del cual quizá ni él mismo se percató. Lástima que mientras daba el grito mis compañeros de mesa bien tuvieron en agenciarse de la botella del tequila que no soportaba la desolación entre tanto mexicano, y a gozar del botín, me invitaron pero no, me reservé. Al llegar el representante la botella sufría un desgaste y una posición que no gozaba antes, pero espero que el representante se haya sentido en casa después de eso.

Lamentablemente me tuve que ir antes de poder despedirme, pero quiero que sepan que pasé una noche a todo dar, inolvidable y espero que para el próximo año o mejor antes de que se acabé este, podamos vivir lo mismo otra vez. Pero no me cabe la menor duda, para fiestas mexicanas en Suecia:

¡Gotemburgo rifa compa!



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3 kommentarer:

Anonym sa...

Hola Julio, yo también fui por sgeunda vez y como siempre les quedo muy bien todo muy buena organización, comida y ambiente me agrado ver a otros latinos y extranjeros muchos provenientes de paises colonizados también por lo que habia sentimientos compartidos creo yo.
Felicidades a los organizadores y bueno quisiera mencionar a una amiga mexicana que tambien pertenecio al comite organizaor. Nuestra querida Adriana que en paz descanse.
Atte. Gloria Trujillo

Lorena sa...

Pues muchas felicidades al comité de Gotemburgo por tan exitosa fiesta, se vé que estuvo re buena, gracias por la resena Julio.
Saludos

Anonym sa...

Hola Julio! Qué bárbaro! Hasta me sonrojo leyendo tanta positividad en tu resenia! Fue un placer haber contado con tu presencia en ésta tu fiesta y de todos los mexicanos! Precisamente el saber que siempre hay alguien quien deveras disfruta el sentir la cercanía a nuestro Mexico que hace que nos queden ganas y energías para seguir adelante trabajando con estos eventos. Por desgracia no hubo momento para platicar y ni siquiera para despedirnos, pero espero que no te haya quedado duda que siempre tú y todos aquellos que quieren a México serán bienvenidos a Gotemburgo! Un abrazo! Martha Lorena S.

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